Un espacio de cocina bien organizado no solo facilita la preparación de alimentos, sino que también puede tener un impacto positivo en tus hábitos alimenticios.
A continuación, te compartimos algunas estrategias para diseñar una cocina que promueva una alimentación más saludable.
- Ilumina bien tu cocina. Una buena iluminación te mantiene alerta, lo que favorece la toma de decisiones saludables. Las cocinas bien iluminadas invitan a preparar comidas caseras en lugar de recurrir a opciones rápidas pero poco saludables.
- Mantén el orden. Un ambiente desordenado puede aumentar el estrés y, en consecuencia, el riesgo de comer en exceso. Organiza tus utensilios y despeja las superficies para crear un entorno que favorezca la tranquilidad y el control.
- Sirve la comida en la cocina. Dejar la comida servida en la cocina, en lugar de llevar las fuentes a la mesa, reduce la tentación de repetir. Este pequeño cambio puede ayudarte a consumir menos calorías sin esfuerzo.
- Prioriza los alimentos saludables. Coloca frutas, verduras y otros alimentos integrales en lugares visibles y de fácil acceso. Ver opciones saludables al abrir la despensa o el refrigerador te ayudará a elegirlas con más frecuencia.
- Opta por platos más pequeños. Usar platos y boles más pequeños engaña a tu mente para que te sientas satisfecho con porciones menores. Este truco visual puede hacer una gran diferencia en el control de las porciones.
- Juega con los colores de tu mesa. Colocar un mantel con colores contrastantes puede ayudarte a ser más consciente de la cantidad de comida en tu plato. Este sencillo detalle puede evitar que comas en exceso sin darte cuenta.
- Desconéctate mientras comes. Comer frente a una pantalla puede llevarte a consumir más de lo necesario, ya que la distracción reduce la percepción de saciedad. Tómate un descanso de los dispositivos y disfruta cada bocado.