La primavera es la temporada de las verduras frescas. La lechuga, la col rizada, la arúgula, las acelgas y las espinacas se encuentran entre los primeros frutos del jardín debido a su tolerancia al frío y su rápido crecimiento.

Si bien son fáciles de cultivar, sus delicadas hojas y su vida útil corta significan que no durarán mucho en tu refrigerador. La forma en que las laves y almacenes determinará si obtienes una ensalada crujiente o un bocado amargo.

Cuando se manipulan y preparan adecuadamente, las verduras de primavera son una fuente saludable de vitaminas A y K, además de calcio, potasio y una gran cantidad de fitoquímicos.

Esto es lo que necesitas saber para aprovechar al máximo tus verduras de primavera.

PARA COMER LAS VERDURAS DENTRO DE UN DÍA O DOS:

  • Separa las hojas y sumérgelas en un baño de agua helada una vez que las lleves a casa. El agua helada las mantendrá crujientes y ayudará a prevenir la pérdida de nutrientes.
  • Seca las hojas con palmaditas o gíralas en un centrifugador de ensalada para eliminar el exceso de humedad.
  • Guarda las verduras limpias y secas en un recipiente o bolsa sellada.
  • Cómelas dentro de unos días.

PARA MANTENER LAS VERDURAS DURANTE VARIOS DÍAS ANTES DE COMER:

  • Espera a lavarlas hasta que estén listas para comerlas.
  • Enjuágalas con agua o sumérgelas en un baño de agua helada para refrescar las hojas.
  • Sácalas o centrifúgalas en un centrifugador de ensalada para eliminar el exceso de humedad.
  • Corta las hojas con cuidado en pedazos del tamaño de un bocado y utilízalas de inmediato.