La gratitud te ayuda a darle un sentido a las diferentes experiencias de la vida. Es fácil ver cómo el éxito o un cambio positivo de los acontecimientos pueden hacerte feliz y darte placer. Quizás sea menos claro ver cómo los retos de la vida también te llevan a la felicidad. Pero, a través de la gratitud, puedes encontrar significado en los fracasos y descubrir cómo valorar las maneras en que la adversidad te empuja a aprender y crecer.
Aprender a practicar la gratitud no significa pretender que todo en tu vida es perfecto. Pero sí te ayuda a ver el valor en las imperfecciones y los desafíos. La gratitud te ayuda a reconocer tus bendiciones, tanto obvias como ocultas, y a sentirte contento con el momento presente.
Placer a corto plazo y a largo plazo
El cerebro humano tiene problemas cuando hay deseos insatisfechos. La frustración relacionada con esta falta de satisfacción puede alejarte de la felicidad. Si bien satisfacer un deseo puede aliviar esta frustración, el placer que esto trae a menudo es fugaz y precario, ya que depende de factores externos y del mundo exterior. Una vez que se satisface un deseo, las reglas del juego cambian y vuelve la frustración.
Una vía más duradera y segura hacia la felicidad es querer lo que ya tienes. Sentir gratitud quita el foco de los deseos insatisfechos y, en su lugar, te ayuda a cultivar un sentimiento de aprecio y alegría interior. Desde luego que continuarás trabajando para satisfacer tus deseos; al fin y al cabo, eres humano. Sin embargo, puedes ser feliz en el momento presente, impulsado por un sentimiento interno de satisfacción que permanece firme, sin importar lo que esté sucediendo en el exterior.